viernes, 10 de junio de 2011

“Dr. Strangelove or: How I learned to stop worrying and love the bomb” (1964): Irreverentemente genial

Si un general del ejército de Estados Unidos se hubiera vuelto loco en medio de la guerra fría y mandara todo un pelotón de bombarderos cargados con armas de destrucción masiva a atacar a la Unión Soviética creyendo que los fluidos corporales de sus compatriotas estaban en peligro, y que un incompetente presidente se diera cuenta que los comunistas tienen preparado un artefacto mortal en defensa de cualquier ataque nuclear que puede acabar con el mundo y que además el líder ruso no le de la importancia necesaria a esta peligrosa amenaza, pero sobre todo, que hubieran presentado ésta película en los momentos más críticos de la historia, no es una irreverencia, entonces no conozco la irreverencia.

Stanley Kubrick desde sus comienzos se dio a conocer como un director rebelde y polémico, y esta cinta es una muestra de ello. Todo en la película tiene algún significado sarcástico, desde los nombres de los personajes (General Faceman, Coronel 'Bat' Guano, Doctor Strangelove), sus ocurrencias y hasta la misma trama de la película. Es increíble y a la vez gracioso ver como las personas no se comportan como deben a la hora de afrontar riesgosas decisiones, como la escena en que el Capitan Mandrake necesita una moneda para llamar de urgencia al presidente y no le dejen dañar una maquina de sodas para conseguirla.

Es de admirar la actuación de Peter Sellers quien encarna al presidente, al Dr. Strangelove y al Capitán Mandrake con una distinción casi que única y con un único grado de humor para cada uno de ellos, desde el nerviosismo del gobernador americano, hasta la mano nazi mecánica del doctor. Además, el sólo hecho de interpretar tres personajes para la misma película asombra, podría ser una de esas misteriosas ironías que tanto le gustaban a Kubrick.

Un film con un final explosivo, es divertida en todos sus sentidos y la ironía está plasmada por doquier. Está recomendada a los amantes del cine de Stanley Kubrick y de los que gozan con una buena medida de humor negro, no decepciona.


lunes, 6 de junio de 2011

"X-Men: First Class" (2011): Tres peliculas, y ya era hora de un prólogo.

Nunca me han llamado la atención los comics, pero gracias a mi gusto por los efectos especiales disfruto las películas basadas en súper heroes, X-Men no ha sido la excepción y aunque empezó con un gran filme y fue perdiendo su vigor conforme pasaron los años, hace unas semanas se estreno la ultima entrega de la saga la cual resultará algo común para los lectores de comics, pero para personas como yo que con la pantalla grande es suficiente, resulta una película a priori.

Este largometraje no pretende continuar con las tres películas (sin contar el spin-off de Wolverine) si no plantearle al espectador el comienzo de X-Men y si una secuela exige demasiado para no terminar siendo un fracaso, una precuela requiere aun más, y "X-Men: First Class" resulta ser una de esas películas de las cuales no se espera mas que millones en efectos especiales pero que sobrepasa (enormemente) las expectativas.

¿Porqué Charles Xavier está en silla de ruedas? ¿Porqué Bestia es como es? ¿Porqué Mystique es mala? Esta película resuelve de una manera sublime todos estos misterios y muchos más, con un guión lineal y sin errores que comprometan la integridad de la cinta.
"X-Men: First Class" no resultará siendo una de los mejores largometrajes del año, pero le da al espectador 132 minutos de emoción y todavía más si ya ha visto las otras entregas de la franquicia.

sábado, 4 de junio de 2011

“American History X” (1998): El odio es una carga.

El director Tony Kaye nos muestra una película en donde el odio racial y la redención familiar se roban el protagonismo, una película a la vieja usanza, en donde lo importante es dejar una moraleja.

Derek Vinyard (Edward Norton) es un frío skinhead que asesina a dos afroamericanos por intentar robarle su auto, es enviado a prisión en donde cambia radicalmente su ideología, pero lo que no espera es que al salir vea que su hermano menor (Edward Furlong) está siguiendo sus pasos.

La historia transcurre en dos días, de los cuales los personajes van teniendo ciertos flashbacks (en blanco y negro para darle cierta sensación de recuerdo) en los que se explican los acontecimientos del cambio de Derek, en un antes, un durante y un después de la cárcel.

Es increíble ver como una persona es capaz de perder los estribos por una ideología que defienden a capa y espada, para que luego se den cuenta que luchaban para generar odio y que ya después de haber hecho tanto daño, queda una cicatriz de la cual van a quedar arrepentidos, como el mismísimo Derek lo da a entender al ver que su esvástica tatuada en su pecho no es más que un doloroso recordatorio de sus caótica vida pasada.

Es una película para personas con mente abierta, el director no trata culpar a nadie, solo retrata una realidad palpable. La recomiendo a aquellos que prefieren ver un cambio en los personajes y que les guste ver hasta lo que es capaz un hombre cegado por el odio.


sábado, 15 de enero de 2011

Especial “Villanos de Hollywood”: Los mejores malos

Una buena película tiene una historia original, una buena dirección, repartos grandes y de vez en cuando un buen antagonista. Los mejores malos son aquellos que están rodeados de locura, anarquía o abuso del poder (que se puede entender también como ambición) y que logran ser un enorme obstáculo para la misión del protagonista. Adentrarse en el personaje y crear una atmosfera de tensión es el gran reto del actor que ha decidido ser odiado y en algunos casos amados por el público.