jueves, 2 de diciembre de 2010

“Amores Perros” (2000): Codicia, locura y redención

Desde México viene esta cinta que mezcla la violencia y las tramas entrelazadas. Tenemos tres historias totalmente distintas que en un punto específico se unen: Un tipo que apuesta en peleas de perros para poder escaparse de su casa con su amante, una modelo que se accidenta y debe pasar el tiempo en su casa con su perro que se pierde bajo las tablas del piso, y un vagabundo asesino a sueldo, cuya única compañía son los perros callejeros, que busca la aceptación de su hija.
Al comienzo de cada historia (que están claramente divididas) el público no entiende para nada la relación de una con otra, pero que poco a poco se van vislumbrando las conexiones. Está película del director Alejandro González Iñárritu, tiene un estilo muy similar (no igual) al de su famosísima “Babel” (2006), con personajes que no se conocen, pero que se encuentran en un momento determinado.
Los perros son algo que cada historia tiene en común, y que de una u otra forma, son los que crean la violencia en la película, los que traen los problemas morales y los que conectan ciertas vidas. Son un reflejo a la ímpetu humano, una muestra de que el hombre puede cambiar de bestia a compañero leal.
Es una cinta violenta con aires pesimistas y con influencias muy marcadas de Quentin Tarantino. Está dirigida para aquellos que les guste unir historias (es una película para pensar, pero no es complicada), amen la violencia estilizada y sobre todo, para los que buscan un cine extranjero que está a la altura de Hollywood.


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