viernes, 17 de diciembre de 2010

“Se7en” (1995): Un asesino diferente a los demás

"No soy especial, nunca me he creído excepcional. Pero esto sí lo es, lo que hago, mi trabajo". Por el cine han pasado demasiados asesinos seriales, pero pocos de ellos tienen un fin moral, un propósito en sus vidas que los hacen creer mejores personas, diferentes a los que simplemente matan para satisfacer una necesidad, bueno, ese es el caso de John Doe (interpretado por un frío Kevin Spacey) que se cansó del mundo y decidió, en palabras suyas, “poner los pecados en contra de los pecadores”. La historia es algo atrayente y desagradable a la vez: en una ciudad sin nombre los detectives William Somerset (Morgan Freeman) y David Mills (Brad Pitt) van en busca de un hombre que está matando gente que comete los llamados pecados capitales, siete de ellos, un cadáver por cada pecado, todo empieza a desmoronarse hasta llegar a un final bastante pesimista que no cualquiera puede soportar.
David Fincher (recordémoslo por haber dirigido “Fight Club”) nos muestra ésta película en la que la ironía es la verdadera protagonista, como por ejemplo un hombre obeso que muere por comer demasiado, logrando cierto nivel de excentricidad.

Es una película que pudo haber inspirado a los creadores de “Saw”, pero que a diferencia de ésta, el asesino no le da la oportunidad de vivir a sus víctimas, o si lo hace, es porque está seguro que no la van a usar. Tampoco muestran imágenes de tortura, sólo los cuerpos sin vida de los que sufrieron el terrible encuentro con el señor Doe. Mi recomendación es: hay que olvidarse completamente de “Saw” para ver esta cinta.

Nos enseña que el gore (violencia gráfica) no es el único recurso para lograr la repugnancia, también lo pueden ser los diálogos carentes de moral, como el interrogatorio al participante involuntario de la muerte por lujuria, que explica con un horror latente (debo apreciar la representación tan real de este tipo, interpretado por Leland Orser) lo que lo obligaron a hacer para matar al pecador.

No es para ver en un día feliz y se debe estar preparado para todo lo que se ve en la película. La recomiendo a los amantes del cine criminal y a los que estén acostumbrados a cintas crueles con finales pesimistas, sin querer desmeritarla por supuesto. Muy bien lograda, atrapante y diferente a las demás películas de psicópatas.


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